UNA MENTE BONITA, por Carlos Martínez

 

 

Si nos aferramos a qué debe hacer una escuela de Bellas Artes sobre sus futuros alumnos que han de ingresar, sólo se me ocurre un dilema que a modo de metáfora pueda solucionar la problemática. Es el siguiente: ¿Qué nació antes el huevo o la gallina? Ah, ja, ja,…a primera vista parece un problema. La vida está llena de conflictos y dificultades interiores que debemos extrapolar a otros ámbitos del ser. Hay que dejar que el río siga su cauce natural, hasta la desembocadura formando un delta. Referente a la pregunta anterior, tenemos que retrotraernos a las teorías Darwinianas que hablan de la selección natural de las especies, la cual conlleva una evolución, un proceso.

 

Yo creo que lo más interesante sería hacer una prueba de aptitud que, a simple vista parezca sutil e ingenua. Darwin dijo: “La naturaleza selecciona a los que  se adaptan al medio y pueden sobrevivir y transmitir sus PECULIARIDADES a sus descendientes”. Por lo tanto va primero la gallina.

 

Supongo haber llegado a una resolución elegante.

 

Ray, espero que sepas elegir bien. Dejemos que los diseñadores hagan dos cursos comunes y luego se especialicen. Ellos sabrán llegar a una solución creativa.

 

La verdad está en el viento como dijo Bob Dylan y únicamente ellos mediante un proceso de aprendizaje colectivo sabrán apreciar y cuidar el huevo, el germen del caos en sus vidas.

 

Por el bien de E.S.D.I., todos los alumnos deben tener los mismos conocimientos en unas asignaturas comunes que les sean atractivas. Porque, por el contrario, si todo el  mundo se fija en lo que le interesa a priori, las demás cuestiones artísticas quedarán inconexas, llegará la desesperación, simplemente acabarán la carrera con deficiencias.

 

Si la escuela gana mentes bonitas y los alumnos están impregnados de diferentes saberes, todos saldrán ganado.

 

El profesorado durante dos años debe buscar entre el alumnado la individualidad creadora entre la colectividad, marcando un diálogo casi familiar con el docente para poder explorarlo en todas sus facultades anímicas, artísticas e intelectuales. Tiene que haber un sentimiento recíproco, una armonía entre el discípulo y su mentor. Esa pasividad academicista que existe actualmente sólo es un retroceso. Se debe hablar de temas de actualidad ó que preocupen al “chiquillo”, nunca castigarlo, tener mucha paciencia y tolerancia. Siempre marcando límites que no corresponde a mi persona delimitar.

 

La escuela Bauhaus o la Black Mountain College han sido un hito  en la historia de la enseñanza progresista pero a la utopía se puede llegar  ó al menos aproximar.

 

Carlos Martínez  García-Tenorio

Madrid, 28 de abril de 2003

 

P.D. Dedicado a John Nash (Premio Nóbel y esquizofrénico paranoide).